
Entrevista a un formador de la Escuela REMAX: Martín Hernández
Con una trayectoria de más de 30 años como abogado, Martín Hernández, Broker a su vez de la oficina canaria REMAX Axis, es el encargo impartir el ciclo jurídico para la red REMAX en España. Hoy, analizamos la importancia de la formación con este destacado formador.
¿Qué es para ti la formación?
Considero que la formación es una herramienta imprescindible para comunicar conocimientos y experiencia. Debe contar, necesariamente, con una base de conocimientos bien estructurados y organizados y con recursos para un posterior desarrollo práctico que permita aplicar lo aprendido y asentar los conocimientos.
Centrados en el ámbito inmobiliario, la entiendo como un proceso esencial para la capacitación de los asesores inmobiliarios, toda vez que, como bien sabemos, hemos de manejar cierto nivel de conocimientos multidisciplinares con los que poder afrontar con solvencia las preguntas y las necesidades de asesoramiento de los clientes que, por cierto, son cada vez más intensas.
Cuando empezaste a impartir formación, cuáles fueron las 3 cosas que más te atrajeron
Impartir formación es, en todo caso, una experiencia gratificante, y si he de señalar tres cosas, serían por este orden.
En primer lugar, sin duda alguna, el enriquecimiento personal y profesional que supone departir durante horas con un grupo de personas interesadas y dispuestas a aprender.
En segundo lugar, el desafío que implica intentar llegar a las personas y transmitir conocimientos, sobre todo, cuando éstos son técnicamente complejos.
Finalmente, el nivel de auto obligada exigencia que implica preparar formación orientada a que los asistentes extraigan el mayor nivel de aprovechamiento de esas horas que compartimos.
En todo este tiempo que llevas como formador, habrás pasado por momentos buenos y menos buenos, ¿Cuáles de ellos te han ayudado a crecer?
La visión de mi tiempo como formador es netamente positiva, y, francamente, no recuerdo momentos malos, todo lo más no haber podido dar respuesta, en algún momento puntual, a alguna cuestión que se ha suscitado, pero esto, lejos de ser algo negativo, queda más en el capítulo de lo anecdótico puesto que, tras esas dudas, ha venido siempre el estudio y la búsqueda de una respuesta. En cuanto a los buenos momentos, éstos ganan por goleada: cada sesión te da la oportunidad de conocer compañeros de toda España y compartir unas horas repletas de casuística y de experiencias, y esos momentos siempre son satisfactorios.
Por otra parte, cuando impartes formación el crecimiento es continuo, no sólo por la labor de preparación y de documentación previa sino porque en cada sesión siempre encuentras algo nuevo, que hace que tomes buena nota de cara a introducir mejoras futuras.
¿Qué consejo le darías a alguien que empieza como formador?
Desde mi humilde punto de vista, si se pretende impartir formación se ha de notar que es algo que realmente nos gusta, de lo contrario, considero que es difícil llegar a las personas. En otras palabras, es cierto que el objetivo principal es transmitir conocimientos, pero la forma en la que lo hagamos resulta esencial.
Por otra parte, no hay duda de que el rigor en la preparación del material que vas a exponer es otro elemento central para el buen fin de la formación, pero nunca debemos olvidar, máxime si el contenido es complejo, que hemos de incluir una importante parte práctica.
¿Qué has aprendido en todo este tiempo?
Relatar lo aprendido en unas pocas líneas es complicado, porque hablamos de muchas sesiones con muchas personas, cuyas aportaciones, a modo de comentarios, casuística y preguntas, son siempre una fuente de aprendizaje. Es cierto que además, aprendes a desarrollar cierta técnica y metodología, aprendes a obligarte a mantener conocimientos actualizados, y a disciplinarte para hacer un intentar, en el caso de la formación jurídica y tributaria, trasladar a lenguaje comprensible terminología técnica. Finalmente, tras un tiempo impartiendo formación, también desarrollas la capacidad de estar más atento a las reacciones de tus alumnos y a modular el contenido y el ritmo de tu exposición para intentar no perder su atención o que se dejen dudas por resolver.
¿Qué le dirías a alguien que piensa que la formación no es necesaria?
Les contestaría con una frase célebre de Albert Einstein: “La mente es como un paracaídas que sólo funciona si se abre”. A mi modo de ver no puede haber dudas de que sólo abrimos nuestra mente si estamos predispuestos al aprendizaje en sus distintas fórmulas, y más allá del que podamos extraer de nuestras experiencias, es obvio, que necesitamos de los conocimientos de los demás para aprender y abrir nuestra mente.
También es cierto que debemos elegir bien la formación por la que optamos, porque hay muchísima y buena oferta formativa y el día a día viene repleto de obligaciones y compromisos, de modo que lo idóneo es seleccionar bien y priorizar en función de nuestras necesidades formativas de ese momento.
¿Sigues alguna metodología a la hora de impartir un curso?
Si, por supuesto, además, siempre que encuentro alguna herramienta o idea de interés, me gusta introducir cambios entre sesiones. A modo de ejemplo, hace un tiempo decidí que tras presentarme y antes de iniciar cualquier curso, iba a preguntarles a los asistentes “qué objetivo tenían al acudir al curso en cuestión”.
Para mi la respuesta a esta pregunta es esencial, y si se me permite el ejemplo es algo así como cuando le preguntamos a nuestros clientes: ¿ Qué es importante para usted a la hora de vender/comprar ?
Continuando con la metodología, otro elemento que introduje hace años es el de hacer un cuestionario al final de cada sesión; un cuestionario al que respondemos conjuntamente y cuyas respuestas nos permiten repasar el contenido de las explicaciones y aclarar algunas dudas.
En definitiva, todo aquello que me parezca de cierto interés lo voy incorporando. De hecho ya tengo algún cambio de metodología previsto para el nuevo curso jurídico (nivel III ) cuya preparación espero terminar en breve.
¿Qué tendencias crees que se perciben en el futuro de la formación?
Sin duda, más que tendencia, ya realidad, la utilización, cada vez mayor, de la tecnología y de las sesiones de formación “on line” grupales o individuales. Igualmente, el uso cada vez más extendido del e-learning en sus distintas modalidades. Las apps que invaden nuestros dispositivos, repletas de videos y de material grabado al que se puede acceder cómodamente con tablets y móviles aprovechando las constantes mejoras de conectividad que nos permiten formarnos desde casi cualquier lugar y momento.
Creo que el futuro habremos de atender demandas de formación cortas, intensivas, especializadas, y muy flexibles en cuanto a horarios que permitan cubrir necesidades de formación específicas en menos tiempo.
En todo caso, todo ello no será incompatible con continuar manteniendo y poniendo en valor la formación presencial.
¿Cómo imaginas el aula en los próximos cinco años tras los avances tecnológicos que se pueden producir?
Probablemente en el futuro nos encontremos con aulas en las que prime la calidad del aire y de la luz, dotadas de una variedad de medios tecnológicos y con mayores posibilidades de interactuar en la formación. Posiblemente en estas aulas los alumnos además dispongan de herramientas que les permitan acceder rápidamente a los contenidos, almacenarlos, compartirlos, comunicarse directamente con el ponente y dar un rápido feedback de su grado de satisfacción.
Serán todos ellos aspectos que contribuyan a obtener, en cierta medida, un mayor aprovechamiento del tiempo dedicado. A este respecto, en la pirámide de la formación a la que me gusta mucho acudir en mis cursos, y de la que podemos encontrar muchos ejemplos en internet, se diferencia claramente los niveles de aprovechamiento de aquellos alumnos que simplemente escuchan al ponente de aquéllos que además ven imágenes, reciben contenidos, e interactúan con el formador. Por tanto, lo deseable y lo que imagino que sucederá en el futuro es que existan más y mejores mecanismos de interacción.
Cuéntanos una anécdota que te haya ocurrido dando formación
Pues muchas, pero recuerdo una en particular, en un curso jurídico en el aula de REMAX España, en la que hablando del contrato de arras, y a modo de explicación de las consecuencias de que no todos los cotitulares de un inmueble suscribieran el contrato, mencioné el caso de un compañero de Madrid, al que no conocía personalmente, y que me había llamado meses antes para pedirme consejo, explicándome que había suscrito el contrato de encargo de venta y de arras con todos los titulares de un inmueble a excepción de una de ellas que si bien le había dado su conformidad de palabra, llegado el momento y requerida para firmar la compraventa lo amenazaba ahora, a través de su letrado, con todo tipo de acciones y por supuesto con no acudir a la firma.
El escenario era complicado puesto que la consecuencia de que no acudiera conllevaría la aplicación del mecanismo penitencial y que el resto de titulares pudieran verse obligados a devolver el duplo de las arras al comprador, una cantidad realmente importante, y, así, mientras contaba esto – obviamente, sin revelar datos concretos – en medio de mi narración… se escuchó al fondo de la sala, y de boca de uno de los alumnos: “fui yo”.