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Una mirada neurocientífica hacia tus objetivos

 

AUTOR: HUGO ANDRÉS VIRUEZ MARCOS. DIR. UNIVERSIDAD REMAX BOLIVIA

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¿Por qué el enfoque es fundamental para lograr tus objetivos en el sector inmobiliario?

Hace unos años, me tropecé con esta película El Secreto, cuya mirada un tanto mística llamo mi atención, pero yo siendo tan “cuestionador” como me considero, comencé a buscar un respaldo científico que me permita encontrar la lógica detrás de la hoy famosa Ley de la atracción.

En esa búsqueda implacable me termine encontrando con una infinidad de estudios neurocientíficos que apuntaban por completo a una visión considerablemente más comprobable de dicha ley, y termine por aprender una variedad de conceptos científicos que me han aportado muchísimo a mi negocio, tanto en el sector inmobiliario como en la vida en general.

Para ponerles en contexto, uno de los primeros conceptos sobre los cuales aprendí, que hasta hoy incorporo en todas mis disertaciones, fue el del Sistema de Activación Reticular, que para no llenaros con tecnicismos, simplemente constituye un filtro del cerebro cuya función principal es dirigir nuestro enfoque, con determinada información que adquirimos, hacia nuestra comunicación y pensamiento.

Por poner un ejemplo antropológico; anteriormente cuando vivíamos en tiempos de cazadores-recolectores, cuando cruzábamos el umbral de nuestra choza, éramos conscientes de que nos embarcábamos en algo tan vital para nuestra supervivencia como ir a conseguir el alimento para unos cuantos días, que probablemente sería todo lo que tendríamos disponible por un largo periodo de tiempo. Por consiguiente, ese era el input que le dábamos a nuestro cerebro, “estamos yendo de cacería”, motivo por el cual nuestra mente empezaba a hacer asociaciones para enfocar su atención en todo aquello que este enmarcado en esa situación específica, como decir, nuestro arco y flecha, la lanza, el cuchillo, las herramientas de caza en general, los compañeros de caza, etc. Ya una vez en la sabana, estábamos pendientes a nuestra presa, a ver si había otras amenazas merodeando o incluso otro depredador detrás de nuestra misma presa.

Y es que sucede exactamente lo mismo cuando nos “levantamos con el pie izquierdo” o de mal humor, salimos tarde de casa hacia la oficina, pensamos que nos vamos a encontrar con un gran atasco de coches en la carretera o que el trasporte público va con retraso, que comenzamos mal el día, que nos toca reunión con ese cliente que se niega a firmar la exclusiva, y que en concreto nuestro día va a ser el peor día del año…

Pues cuando llevamos ese input a nuestro cerebro, eso es exactamente lo que va a suceder, va a ser en definitiva nuestro peor día del año, vamos a vivir un día con la famosa ley de Murphy, “todo lo que puede salir mal, va a salir mal”, pero no te equivoques, no es el universo el “culpable”, es tu propia mente haciéndoles caso y mostrándoles todo lo terrible que puede ser la vida según su propia visión.

Y es que, en ese estado, aunque nos llegue la felicidad de cara, vamos a estar tan enfrascados en los aspectos negativos, que no lograremos ver lo bueno de la vida incluso si nos tropezamos con ello.

Ahora, el enfoque… es percepción, pues tenemos los sentidos, la porción sensorial del ser, y estos funcionan con receptores, por ejemplo, en los ojos tenemos receptores de luz, por eso vemos fotones, pero no podemos percibir la luz infrarroja ni la ultravioleta, porque carecemos de ese tipo de receptores específicos. Lo mismo es para la audición receptores de cambios de presión en el aire cuando las moléculas se desplazan al viajar a través de ellas las ondas de sonido, y asimismo para el tacto, donde tenemos receptores de presión en la piel.

Ahora, quiero hacer contigo un pequeño experimento, si yo te digo que sientas tus pies, probablemente los vas a sentir, tus zapatos, mueve los dedos, las plantas de los pies e incluso siente el suelo debajo, ¿lo sentiste verdad?, seguro que si!!!.

Y esto sucede porque nuestra atención está enfocada y dirigida a ese lugar específicamente. Porque la percepción es el foco, la percepción es justamente hacia donde apuntamos nuestra atención. Lo hermoso de todo esto es que, es negociable, porque si digo aplauso o chasquear los dedos, probablemente su atención se irá directamente hacia las manos.

Adicionalmente sabemos que tenemos sentimientos y emociones, y que estas son sensaciones del cuerpo, que evocan recuerdos en la mente, por eso se llama también al cuerpo la mente subconsciente, y si ponemos en perspectiva el hecho de que el 95% de nuestros pensamientos diarios se crean en el subconsciente, entonces podemos comenzar a comprender su magnitud.

Entonces ahí entran en juego estos pensamientos que se dan de manera involuntaria, como cuando abres el navegador de internet y entras a Google, te comenzaran a salir una variedad de publicidades y ventanas emergentes. Pero sabemos que también es posible pensar de manera deliberada, por ejemplo, tu puedes comenzar a planificar como usar las herramientas de este artículo en tu vida, puedes comenzar a organizar tu día temprano en la mañana o cuando te vas a acostar, piensas de manera deliberada.

Andrew Huberman, un conocido neurocientífico de la universidad de Stanford, nos explica que el cerebro está diseñado para ajustarse a sí mismo e irse acomodando al entorno, dada su plasticidad, la cual es más eficaz en la infancia, pero aún así en la edad adulta sigue siendo preponderante en nuestra vida, pues puede malearse, aunque en menor proporción que cuando éramos niños.

Entonces tomemos por caso que hoy, como adultos, queremos modificar nuestro cerebro, literalmente; es decir, aprender una nueva habilidad, como hablar en público, negociar, hablar un idioma nuevo o incluso habilidades sociales. La clave para este proceso es poner la atención en alguna percepción particular de algo que suceda durante este proceso de aprendizaje, es decir, en algo que sintamos particularmente cuando estamos desarrollando dichas habilidades, es decir, si estoy aprendiendo a negociar, como me hace sentir el usar una técnica de aflojar los tornillos, o de convencer a mi cliente simplemente preguntándole ¿no cree usted que esta es la mejor opción según las necesidades que me mencionó anteriormente? Y enfocando mi a atención a cómo me hace sentir su determinada respuesta.

¿Por qué?

Ahora viene lo complicado…..

Nuestro cerebro produce acetilcolina, la cual se segrega entre las sinapsis (ya saben, el espacio entre neuronas, es decir las células del cerebro que producen los impulsos eléctricos y transportan información) cuando nos enfocamos en determinada tarea.

Y es que la mayor parte del día, y de la vida diría, la pasamos viendo el mundo de manera reflexiva, pero cuando hacemos algo deliberadamente y pensamos en ello de forma intensa, la acetilcolina se libera precisamente en las neuronas activadas durante esa acción o comportamiento, marcándolas para ser modificadas durante el sueño o descanso profundo. Aquí otra razón importante para dormir durante la noche.

Entonces, ¿en qué consiste “enfocarnos”?

A nuestro cerebro le fascina hacer todo en automático, abrir el WhatsApp, leer mensajes, agarrar la taza de café, tomar café, conducir siempre por el mismo camino al trabajo, etc., y esto ocurre porque el cerebro es perezoso y busca siempre ahorrar la mayor cantidad de energía.

Ahora, cuando nos “enfocamos” en cosas diferentes, se activan áreas del cerebro que se encuentran en el córtex prefrontal para determinar la duración de la tarea, el camino, como llegar y cuál va a ser el resultado de lo que va a suceder.

Por ejemplo, si estamos en proceso de captación de un inmueble estamos pensando cuanto y que vamos a hacer para que nos firme la exclusiva, cuanto voy a tardar en posicionarlo en el mercado, cuanto tiempo voy a tardar en venderlo, que es lo que tengo que hacer para cerrar la venta, si hay que hacer reformas, etc.

El problema es que este proceso requiere trabajo, esfuerzo deliberado. Lo mismo ocurre cuando decidimos que vamos a aprender algo nuevo, requiere esfuerzo, trabajo y tiempo, segregamos adrenalina, lo cual nos pone en un estado de alerta.

El pequeño gran detalle, es que ahora que somos adultos, nuestro cerebro se opone fuertemente al cambio, se resiste, no quiere modificar los algoritmos que venimos utilizando desde niños, como aprender a hablar, utilizar nuestra mano predominante para escribir, caminar, montar en bicicleta, nadar o tocar un instrumento.

Ahora, aquí está el truco de “enfocarnos” hacia el objetivo de aprender una nueva habilidad, ya que, si logramos enfocarnos y ponernos en un estado de alerta, entonces nuestro cerebro se predispone a modificarse, se predispone al cambio, aunque es verdad que debe haber por detrás un incentivo para cambiar, una motivación real, una necesidad.

Miedo, pasión, amor, urgencia, etc….seguro que entre estas se encuentran la mayoría de las excusas para no enfocarte en tus metas y buscar estar más cómodo.

Y todo ese preámbulo científico lo usé simplemente para darle contexto al mensaje que busco trasmitirte hoy, y este tiene que ver con el evidente miedo a salir de nuestra zona de confort, con el miedo al fracaso, con la incertidumbre de no saber si estoy en el lugar correcto, no saber si estoy haciendo las cosas bien, el miedo al “qué dirán de mi”, a la validación, la aceptación, y es que uso todas estas emociones negativas porque generalmente damos más valía en la vida a este tipo de sensaciones, y para que ven que no exagero,  cuantas veces ustedes se preguntan ¿por qué me pasa esto a mí?, ¿Por qué yo ?, cuantas veces se cuestionan porqué les pasan cosas malas, ¿pero alguna vez hacen el mismo ejercicio cuando algo bonito o bueno sucede en tu vida?… Creo que se la respuesta. Sin embargo, la idea es darle un enfoque positivo incluso a estas emociones negativas, porque como sabes, a nivel neurológico, las puedes utilizar a tu favor, pues si esos mismos temores nos permiten tener el propósito para enfocarnos de manera intencional en la consecución de nuestras metas y objetivos, de la mano del cerebro, las probabilidades de conseguir dichos objetivos van a crecer de manera exponencial.

En conclusión, creo que ha quedado claro lo importante que es el “enfoque” en la vida en general, pero también así en la persecución de tus metas en el sector inmobiliario.

Pero con todo lo expuesto, creo que tienes suficientes herramientas para gestionar de manera más efectiva dichas emociones, utilizarlas a tu favor para alcanzar cualquier objetivo que te planteen en te negocio y en la vida, o simplemente para mejorar en algunas áreas que sientas pueden aportar a tu desarrollo, porque como normalmente digo; no siempre se puede estar bien, pero siempre se puede estar mejor.

 

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